Toda
esa tristeza fue un poco más amarga cuando nos enfrentamos con la cruda
realidad del día a día de aquellas personas que lo tienen más complicado que
nosotros; esa amarga tristeza nos enseñó, por boca de Raúl, cómo las cosas más
difíciles pueden enseñarnos las lecciones del mañana.
Una
gran lección pudimos vivir el martes gracias a Cristina y Selene, quienes nos
enseñaron que, aunque tengamos distintas capacidades, todos somos iguales y podemos
hacer las mismas cosas; fue este día un ejemplo de superación, de esfuerzo, de
valentía. Poco después tuvimos la oportunidad de aprender más sobre las
distintas capacidades y vimos cómo personas que han llegado incluso a la gama
poseen, algunas de ellas, alguna de estas capacidades, como Pablo Motos (que
tiene TDAH y ha llegado, sin embargo, a protagonizar uno de los programas de
televisión más importantes en la actualidad), o Stevie Wonder (que nos hace viajar
a mundos lejanos acariciando las teclas del piano sin poder verlas) o incluso
el propio Beethoven (que pudo crear con su sordera los sonidos más bellos que
jamás escucharemos).
Más
profunda fue nuestra tristeza al encontrarnos con aquellas personas que no
tienen la oportunidad de arroparse con una manta, tomarse una sopa caliente,
acurrucarse en el sofá rodeado de quienes más quieren, esas personas que han
perdido todo en la vida y que luchan por conseguir unos céntimos para poder
pernoctar resguardados.
El
jueves aprendimos divirtiéndonos y sintiendo la tristeza menos amarga. Pudimos
compartir la experiencia de vivir sirviendo a quienes más lo necesitan, a
aquellas personas que nos brindaron la oportunidad de ponernos en su piel vendándonos
los ojos y desplazándonos en una sillas de ruedas, pudimos ver así cómo ellos
convierten algo tan difícil en una rutina diaria que incluso llega a parecer
sencilla.Terminamos la semana casi, casi eliminando esa tristeza con la que empezamos el día del lunes, ya que vimos cómo personas corrientes, como nosotros, ayudan a quienes más lo necesitan, a esas gentes que vienen de países lejanos con las manos vacías y los bolsillos llenos de miedo, a esas personas que huyen en busca de la paz, en busca de una vida mejor. Vimos que la actitud con respecto al prójimo es lo más importante, que podemos ayudar, que podemos consolar, que podemos amar a los que parecen diferentes y no son más que un reflejo de nosotros mismos.
Alumnos de 4ºESO